martes, 24 de abril de 2012

INICIA LA TRAVESIA...

-Ana Luz, levántate, estas atrasada,- escuché a mi madre urgiéndome, me quedé dormida – con pocas ganas, me arreglé para ir al colegio, aún sentía como real mi sueño, era como si al levantarme estuviera durmiendo. Durante todo el día me sentía así, escuché las clases, hice todo normalmente, aunque fue como si lo estuviera durante un sueño. Sólo quería dormir, para continuar soñando, eso era lo curioso de mis sueños, no eran como los normales, desde hacía algunos años estaba soñando como la continuación del día anterior, me gustaba, ya que ellos eran más interesantes que mi vida. Estaba saliendo del establecimiento…



-Lisane, debes levantarte, tenemos un problema, debes acompañarnos, pero por ningún motivo toques a nuestro invitado,- era mi madre, la escuché muy preocupada, por lo que me levanté apurada. Al bajar me llevaron al área de bodega en donde me esperaba Narane, la siguiente en nacer después de mí, nos hicieron entrar juntas, lo primero que llamó mi atención fue un ser extraño – es de la constelación de piscis, tendremos que apurar todos los preparativos, ya que lo podemos mantener aquí sólo hasta que aparezca el sol del norte, si lo mantenemos más, corremos el riesgo de crear un incidente diplomático con dicha constelación.- agregó en voz baja mi padre – míralo bien, ya que él no sabe cuál de ustedes es la viajera, tienes una leve ventaja, deberás iniciar la travesía en este momento. – el ser cuya piel era entre azul grisáceo, un traje de azul brillante, haciendo lucir hermoso el tono de su piel, sus ojos grandes y brillantes miraba tanto a mi menor como a mí, sin saber a quién mirar. Teníamos que apurarnos, tendría que preparar todo y salir corriendo, de este modo ganar tiempo…



-Sigue la luz, creo que está reaccionando – escuché una voz, mientras una fuerte luz de linterna me molestaba los ojos, con la mano retiré la luz que me molestaba.

-Déjeme dormir, estoy cansada – les dije, decidí descansar.

-No, abre los ojos, debes reaccionar – contestó la voz.

-Déjeme dormir, por favor- y me dejé llevar.



Al abrir los ojos, estaba en mi cuarto, mi madre preocupada, entre miradas preparaba las cosas que debía llevar.

-Abre tu caja, debemos guardar las cosas – ya me sentía mejor, logré aclarar mis pensamientos y abrí la caja como me enseñó Urane, esperaba recordar para qué servía cada una de las cosas, mientras las guardaba.

Mi madre me entregó un traje que lucía oscuro, pero me explicó, que cuando comience a amanecer, el traje también comenzará a aclarar su color, dejándolo en el color que tenga el entorno. Pero antes de salir, debemos visitar al oráculo para que me diga algo que me sirva para el viaje.

-Tienes que estar en un lugar seguro cuando duermas, tienes una condición especial, eres lo que llamamos una paradoja, en ti se concentra la causa y efecto, tu conciencia es una para dos cuerpos, tú, la que estoy viendo, y otro ser en otro lugar lejano, que vive cuando duermes, y tu lo haces cuando él descansa, tu conciencia no tiene cesa, por ello debes cuidarte más, ya que pueden dañarte mientras duermes, porque no sientes nada en ese momento.

Aún estaba aturdida por todo lo que escuché, no lo entendía bien, sólo sabía que tengo que estar escondida mientras duermo, nada más.

-Querida Lisane, recuerda que tienes que regresar antes de la próxima luna de oriente, estoy temerosa de tu situación, pero te crié bien, eres fuerte y tu padre te ha preparado desde pequeña para enfrentar este viaje, estoy agradecida que te acompañe Urane, - me abrazó, podía sentir su temor, aunque no podía hacer nada más que iniciar mi viaje y regresar lo antes posible. La abracé lo más fuerte posible, tratando de confortarla, sabía que no era mucho, de algo serviría.

-No te preocupes, él está bien preparado, ya hizo este recorrido antes, también nació en esta fecha.

-Por eso te acompaña. Debes irte ya, te está esperando, no tenemos mucho tiempo para darte ventaja sobre el antónimo, te quiero hija, - me besó en la frente, abajo me esperaba mi padre y mis hermanos, todos me besaron en la mejilla y emprendí el viaje junto al ser más importante, después de mi familia. Caminamos por la calle principal.

-No mires atrás, sé que quieres hacerlo, pero soporta hasta que regresemos.- tenía ganas de llorar- tampoco llores, debes ser fuerte, nos espera un camino difícil, tenemos poco tiempo para llegar al portal, el que nos llevará a nuestro primer destino.

Aún no amanecía cuando llegamos al portal, era un aro dorado en el piso, durante el camino, Urano me pidió sacar una pulsera con varios símbolos, ambos nos colocamos en el centro del aro, se encendió uno de ellos, por lo que deduje cual era el primero de todos, él también la miró.

-Cuando lleguemos, es necesario que memorices lo primero que pienses, ya que por ello sabremos donde ir. – dicho esto, me presionó un botón en el brazo, que hizo activar un casco para el oxigeno.



Me dolía la cabeza cuando desperté, estaba en una habitación clara, la luz entraba en un ventanal a mano derecha, había más camas ocupadas, no veía a las personas, pero las escuchaba.

-Despertaste, - una señora de mediana edad, miró sobre su hombro y le habló a alguien – avísale al doctor, apúrate, creo que se volverá a desmayar – dicho esto, sentí los ojos cansados, quería dormir, es relajante dormir…



-Despierta Lisane, debemos apurarnos – al abrir los ojos vi ese rostro amado, quería tocarlo, pero sabía que no podría hacer nada hasta terminar mi viaje, de él dependía el resto de mi vida, me levanté del suelo, al parecer me desmayé al iniciar el conteo del portal.

Miraba alrededor, estaba mareada, sentí volar, me acercaba a una imagen muy rápido hasta que llegué a una estatua, en cuya mano había una piedra, luego fue como si algo la regresara a mi cuerpo. Miré nuevamente, me costó orientarme en la dirección en que sentí que viajaba, el ambiente era muy cálido, en comparación a mi hogar, no había plantas, sólo un horizonte de arena, más gruesa que la nuestra, pero con mucha más extensión, le señalé hacia donde debemos ir, las botas se hundieron hasta los tobillos, nunca había caminado sobre un terreno así, caminamos un par de dunas y ya estábamos muertos de cansancio, pero Urano me animaba a seguir, el sol aquí es de mucho mayor tamaño y más claro, lo que me molestaba la vista a pesar de que el casco oscureció por ser fotocromático.

SUEÑOS...

Me sentía cansada, estoy cursando el primer año medio, es un poco difícil, porque el colegio era rural, todo era más personal, por lo que es muy diferente en un liceo del área urbana, acá son mas indiferentes, cuando llegué al colegio a cuarto año básico, no sabía leer ni escribir, ya que en donde cursé los primeros años de estudio no se preocuparon por mí, la profesora se preguntaba cómo había conseguido llegar hasta el cuarto año básico sin tener los conocimientos elementales. Ya eran casi las diez de la noche, por lo que terminé las tareas para las clases del siguiente día y me acosté para dormir.




Estaba muy emocionada, pronto comenzaría mi etapa de transición, en donde debo iniciar un viaje para conocerme y descubrir la magia que las estrellas me deparaban. Según la tradición en mi planeta, todos recibíamos nuestros poderes al iniciar la etapa de adulto, los cuales debían ser descubiertos durante un viaje que debíamos hacer durante el ciclo de la luna en que nacimos, yo nací bajo la luna de oriente, por lo tanto me quedaban tres días para preparar lo necesario y comenzar mi viaje.

Mientras estaba en el balcón de mi dormitorio, admiraba mi pueblo, las casas similares a la de mi familia, las que eran dos torres tipo campanario, separadas por una construcción baja; estas viviendas tenían siglos de edad, como eran de piedra, soportaron el paso del tiempo, los soles iluminaban sus techos y costados, el dorado de los arboles recién florecidos y el brillo de las baldosas de la calle central relucían haciendo realzar la belleza de ese atardecer. Tenía el miedo de todos a mi edad, el temor de que llegara un antónimo, es decir, un ser de la constelación de piscis, lo que provocaría un problema, ya que de ser así, yo debería pelear por mi derecho a la magia, ya que corría el riesgo que perder y pasar a ser una usane, seres que no consiguieron sus poderes y tienen una corta vida, ya que ni siquiera pueden tener hijos, porque al no tener su magia, no terminan su desarrollo, y mueren.



Desperté animada, por lo que me arreglé rápido para salir rumbo al liceo, faltaban diez para las siete, tenía casi media hora para desayunar y correr al paradero a tomar el bus de siete y quince, sonreí al recordar el sueño, me gustaba dormir, ya que hacía varios años que tenia esos sueños, eran tan vividos, que parecía que viviera en ese lugar también.

La relación con mis compañeros de curso era un poco complicada, soy tan tímida, que a veces no hablaba con nadie durante toda la jornada de clases, incluido los recreos, al principio me quedaba leyendo en la sala, pero los inspectores, me comenzaron a sacar para que fuera renovado el aire del salón antes de la siguiente clase. Cuando no leía, me gustaba recordar mis sueños sentada en un banco bajo un gran árbol en el pequeño jardín que separaba a los de primaria con los de secundaria, no era muy concurrido ese sector, ya que las jóvenes de mi edad se dedicaban a compartir con los muchachos. Al sonar el timbre para ingresar a clases, en Artes Plásticas, la profesora pidió dibujar un ser de fantasía, lo que me hizo recordar que en uno de mis sueños me miré al espejo, decidí dibujar al personaje que vi, comencé por la miraba, eran ojos almendrados y oscuros, nariz respingada y pequeña, labios pequeños no muy gruesos, rostro pálido, una tiara dorada adornaba su frente, el cabello recogido en un moño como las odaliscas, su cabello gris oscuro caía desde el moño hasta la media espalda, semi ondulado; su vestimenta era parecida a los aristocráticos de la edad media, chaqueta burdeo elaborada con bordados y botones dorados, pantalón corto gris semi ajustado, medias grises, gruesas y botas grises, bajas hasta la media canilla. El dibujo me gustó tanto que lo puse en un marco y colgué en mi cuarto, antes de dormir miré el dibujo.



Miré mi atuendo para la fiesta de esa noche, estiré mi chaqueta burdeo, era mi favorita, me hacía lucir mayor, más adulta.

-Lisane, te esperan en el salón.- escuché a la criada avisarme.

-Estoy lista, ya bajo.- le respondí.

Al bajar rumbo al salón, vi corriendo a los iguales, Morane y Cosane, corrían rumbo al salón, al entrar estaban todos mis familiares, era la cena en donde celebraban mi viaje, me entregan consejos, regalos y cualquier cosa que me pueda servir para mi travesía, pero lo que me alegró más fue la llegada de Urane, es mi amor platónico, sólo espero regresar del viaje para decirle de mis sentimientos.

-Lisane, mi estrella naciente, me acompañas al balcón, necesito hablar contigo,- mi interior saltó y algo recorría mis extremidades, mientras caminábamos y yo sentía su mano en mi espalda, son sentamos mirando el reflejo de mi luna regente. Extendió la mano, en ella había una caja pequeña, me la entregó, cuando la abrí, saqué una gruesa cadena con un colgante en forma de cuadrado.

-Es hermoso,- le dije, mientras lo abrazaba.

-Debes colocar el cuadrado en tu palma,- lo hice – extiende el brazo hacia la luna – al recibir la luz comenzó a brillar y abrirse en capas, hasta que apareció una caja – en esta caja colocarás todos los regalos recibidos esta noches y lo que reúnas durante la travesía, se replegará cada vez que lo pidas, nadie más podrá hacerlo, sólo es vulnerable las noches de luna de oriente, porque la acabas de sellar en ese período, todos recibimos una - me mostró una cadena y colgante similar que tenía en su cuello.

-Muchas gracias, me siento cansada, deberé ir a dormir, me encantó el obsequio – me colgué la cadena, saludé a todos y caminé a mi dormitorio.